En resumen
¿Qué pasaría si pudieras mejorar tu aptitud y rendimiento mental estimulando directamente partes específicas del cerebro? Eso es lo que un equipo de investigadores de la Universidad de Boston quería averiguar, y desarrollaron un procedimiento experimental que puede cambiar tu forma de pensar.
Golpeando los lóbulos derechos
Un equipo de investigadores de la Universidad de Boston (BU) ha explorado la posibilidad de mejorar la capacidad de una persona para aprender y controlar su comportamiento – en resumen, para cambiar la forma en que la gente piensa – estimulando el cerebro. El investigador de BU Robert Reinhart utilizó una nueva forma de estimulación cerebral, llamada estimulación de corriente alterna transcraneal de alta definición (HD-tACS), para “turbo cargar” dos regiones cerebrales que influyen en cómo aprendemos.
“Si cometes un error, esta área cerebral se dispara. Si te digo que cometes un error, también se dispara. Si algo te sorprende, te dispara”, dijo Reinhart en un comunicado de prensa de BU Research, refiriéndose a la corteza frontal media, a la que él llama la “campana de alarma del cerebro”.
Imagen: Universidad de Boston
Reinhart y sus colegas encontraron que estimular esta región, así como la corteza prefrontal lateral, podría cambiar la forma en que una persona aprende. “Estas son quizá las dos áreas cerebrales más fundamentales relacionadas con la función ejecutiva y el autocontrol”, agregó.
En un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), el equipo de Reinhart describió cómo la aplicación de estimulación eléctrica mediante HD-tACS de forma rápida y reversible aumentaba o disminuía la función ejecutiva de una persona sana, lo que conducía a un cambio en el comportamiento.
Carga inteligente
El equipo de Reinhart examinó a 30 personas sanas, cada una de ellas con un capuchón blando con electrodos que transmitían la estimulación. La prueba era simple: cada sujeto tenía que presionar un botón cada 1,7 segundos. En las primeras tres rondas de pruebas, los investigadores aceleraron la sincronización entre los dos lóbulos, la alteraron o no hicieron nada.
La actividad cerebral de los participantes, monitoreada con un electroencefalograma (EEG), mostró resultados estadísticamente significativos. Cuando las ondas cerebrales se elevaban, los sujetos aprendían más rápido y cometían menos errores, los cuales corregían abruptamente. Cuando se interrumpió, cometieron más errores y aprendieron más lentamente.
Lo que fue aún más sorprendente fue cuando 30 nuevos participantes tomaron una versión ajustada de la prueba. Este grupo comenzó con su actividad cerebral temporalmente interrumpida, pero luego recibió estimulación en medio de la actividad. Los participantes recuperaron rápidamente sus niveles originales de sincronización cerebral y su comportamiento de aprendizaje. “Nos sorprendieron los resultados y la rapidez con la que los efectos de la estimulación podrían revertirse”, dice Reinhart.
Aunque su estudio todavía deja mucho que aprender, el equipo de BU fue el primero en identificar y probar cómo los millones de células en la corteza frontal media y la corteza prefrontal lateral se comunican entre sí a través de ondas cerebrales de baja frecuencia. “La ciencia es mucho más fuerte, mucho más precisa que lo que se ha hecho antes”, señaló David Somers, profesor de ciencias del cerebro y psicología de la Universidad de Boston que no participó en el estudio.
La pregunta más importante, señaló Somers, es hasta dónde puede llegar una persona con una tecnología de este tipo. ¿Quién no quiere que se mejore el rendimiento de su cerebro? Esto podría producir los mismos efectos que el nootropo o los medicamentos inteligentes, pero con menos efectos secundarios potenciales, ya que el cerebro se estimula directamente. Tener acceso a una tecnología de este tipo podría cambiar las cosas, pero al igual que con los medicamentos inteligentes, está la cuestión de quién debería tener acceso a una tecnología de este tipo.